Una gran muestra de afecto para cualquier persona, es que le escuchen; lo que tiene que contar, sus sueños, consejos que dar y pensamientos. En cada palabra que se nos cuenta va una parte de esa persona que espera ser justamente valorada. Una valoración que no depende de estar de acuerdo o no, sino, de que si se genera un conflicto o no.
Cuando contamos algo, y la recepción es negativa, en forma de un regaño, menosprecio por el criterio tomado, generar peleas, etc., eso, en el fondo, se toma como un castigo; y como es lógico, cuando algo se castiga, se deja de hacer, por tanto, se dejan de contar cosas, hasta que llega un punto, en que hay gente que pierde todos los temas de conversación porque parece que todos causan problemas.
Eso le pasa a muchas personas, amigos, parejas, y padres con hijos; para evitarlo, se debe aprender a escuchar y respetar.
Las publicaciones de este blog están tomados del libro «PAUSA». En él podrás encontrar artículos no publicados en la web.