A veces escuchamos que los niños pequeños dicen cosas sin sentido, tontas o simple y sencillamente que sabemos que son mentira y que lo dicen para impresionar. Lo curioso no es tanto eso, sino, ver las reacciones de las personas adultas; algunas reaccionan con malestar, otras con una risa casi burlona, otras con interés y otras con indiferencia.
Cuando un niño habla al adulto, pide atención y afecto, dice: “¡mírame, existo, tómame en serio!, sino, cuando tenga un problema de verdad ¿Qué me garantiza que me creas?”. Si bien es cierto que este tipo de pláticas constituyen más un juego que otra cosa, también es importante saber que en estas edades, jugar es cosa seria.
Las publicaciones de este blog están tomados del libro «PAUSA». En él podrás encontrar artículos no publicados en la web.